tag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post548239301878036608..comments2023-11-30T14:38:19.269+01:00Comments on Cuba: la memoria inconsolable: Carta abierta a Juan Antonio García BorreroDuanel Díaz Infantehttp://www.blogger.com/profile/02447530251088314540noreply@blogger.comBlogger57125tag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-86689452586836094442008-01-18T03:11:00.000+01:002008-01-18T03:11:00.000+01:00Mojones y de los agrandesMojones y de los agrandesAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-38280213989833330862008-01-18T03:10:00.000+01:002008-01-18T03:10:00.000+01:00Les apoyo en la idea de dejar estos mojones...Les apoyo en la idea de dejar estos mojones...Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-972460571711906262007-07-10T08:47:00.000+02:002007-07-10T08:47:00.000+02:00Para Anónimo de9 de julio de 2007 19:11Por depresi...Para Anónimo de9 de julio de 2007 19:11<BR/><BR/>Por depresiones más benignas que esa, hay quienes se han pegado un tiro en la cabeza. Elige bien la Makarov.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-42468399894436197022007-07-09T19:11:00.000+02:002007-07-09T19:11:00.000+02:00Me aburren los blogs sobre Cuba, las publicaciones...Me aburren los blogs sobre Cuba, las publicaciones sobre Cuba, las revistas, libros y sitios web.<BR/><BR/>Me aburre Cuba.<BR/><BR/>Me aburren los Rafael Rojas, Ichikawas, Lopez, Sosas, Duaneles, Hernandez, de Armas, que solo hablan, y hablan, y hablan, y nada más.<BR/><BR/>Me aburre la morcilla, el regodeo, los análisis sesudos, toda esta mierda que atosiga.<BR/><BR/>Me aburren los que critican y los que justifican, los que estuvieron presos y los que no, los que alardean de un pasado en la cárcel y los que escriben para exorcisar fantasmas.<BR/><BR/>Al carajo.Me despido temprano.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-9608358905677019362007-07-09T18:54:00.000+02:002007-07-09T18:54:00.000+02:00Para el amante de las lentejas:La verdad de la men...Para el amante de las lentejas:<BR/><BR/>La verdad de la mentira. <BR/>Sobre el uso de cierta memoria.<BR/>Julio César Guanche.<BR/><BR/>(fragmento sin permiso y pidiendo disculpas al autor)<BR/><BR/>\"El problema no es solo hacer el inventario de los dineros invertidos por la CIA en convertir a ciertos ideólogos o escritores en estrellas del stablishment del “Mundo Libre”. Los libros Mundo Nuevo. Cultura y Guerra Fría en la década de los sesenta, de María Eugenia Mudrovcic y La CIA y la Guerra Fría cultural, de Frances Stonor Saunders, entre otros, abordan con exhaustividad los casos de este expediente.<BR/><BR/>El problema también es que el “Mundo Comunista” —Stalinista— invirtió cifras probablemente similares con el mismo propósito, sin otro resultado que una aplastante derrota de su cosmovisión.<BR/><BR/>Lo más importante no es que cuánto se pagó y cuánto se cobró sino que ni unos ni otros nos hicieron más libres.<BR/><BR/>El problema no encuentra solución en un proyecto político basado en la queja: de cómo “ellos” han sido comprados, de cómo ellos han vendido su alma al mercado por un plato de lentejas, sino de cómo nos posicionamos ante esta verdad, de qué hacemos para enfrentarnos a esta verdad. En últimas, si “ellos” en efecto se vendieron, incluso a conciencia, resulta de todas maneras una elección legítima de “ellos”, y un “problema” de “ellos”.<BR/>\"Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-78378996482682548902007-07-09T18:46:00.000+02:002007-07-09T18:46:00.000+02:00Edel Morales me recuerda a Retamar, gastándose tod...Edel Morales me recuerda a Retamar, gastándose todo un ensayo en mencionar a dos o tres díscolos... Concuerdo con Isis, todo parece demasiado jiribillesco.<BR/><BR/> Animo Duanel!, a preparar ese libro que mencionas, que ya el tiempo pondrá las cosas en su lugar.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-9100540986244971262007-07-09T18:41:00.000+02:002007-07-09T18:41:00.000+02:00Por curiosidad, leí lo que está en La Jiribilla so...Por curiosidad, leí lo que está en La Jiribilla sobre el evento llamado \'La Memoria, ese campo de batalla\' (mania militarista de ver en todo una batalla) y, para los que han \'inundado\' los comentarios con Edel, Eliades y otras vainas, por qué no inundaron tambien con el trabajo de Julio Cesar Guanche?Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-18846447029585970232007-07-08T14:03:00.000+02:002007-07-08T14:03:00.000+02:00A Rojas le publicaron bastantes artículos en Cuba,...A Rojas le publicaron bastantes artículos en Cuba, mientras estaba en su exilio de terciopelo en México. Publicó en La Gaceta, en Unión, en Casa de las Américas. Luego, cuando vio la posibilidad de montarse en el carro de Encuentro, fue que "rompió" con la Revolución. <BR/>Duanel hizo otro tanto. Ambos se vendieron por un plato de lentejas y un poco de reconomientos. ¿qué se podrá esperar de esos "intelectuales" considerados tan brillantes?Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-91511360077810157492007-07-08T09:24:00.000+02:002007-07-08T09:24:00.000+02:00Hay una falla fundamental en la lectura de Edel, y...Hay una falla fundamental en la lectura de Edel, y es así de simple: ¿por qué no publican en Cuba el libro de Rojas? Pues la respuesta es, precisamente, la negación de Edel. El Anti-Edel. Y, ¿quién es uno de los negadores oficiales de Rojas? Su hermano, Fernando: demostración de la falla estructural de la Revolución. Ante esos argumentos, lamentablemente, el trabajo de Edel queda en pura retórica.Néstor Díaz de Villegashttps://www.blogger.com/profile/15612949925566231801noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-84080846100525567112007-07-08T00:01:00.000+02:002007-07-08T00:01:00.000+02:00A propósito de Tumbas sin sosiego, de Rafael Rojas...A propósito de Tumbas sin sosiego, de Rafael Rojas<BR/>Examen de memoria<BR/>Edel Morales <BR/><BR/>Rafael Rojas ha escrito un libro que interesa. Ambicioso, en su proyecto de reconversión de la memoria nacional. Bien documentado, al modo agotador de los nuevos letrados. Actual, porque revela mejor que ningún otro la crisis intelectual en que se debaten el autor y varios de sus colegas. Y aunque no logró que los jurados lo asumieran como modélico, el libro fue bendecido con el Premio Anagrama de Ensayo, y eso cuenta.<BR/><BR/>Estructurado en una introducción y tres grandes momentos, Tumbas sin sosiego nos propone una lectura de la memoria cultural cubana desde un principio interesado: el pensamiento liberal de la República, no decantado sino cancelado por la Revolución de 1959 y superior en si mismo a otras tradiciones (sean comunistas o católicas o en cualquiera de sus variantes nacionalistas) es visto aquí como la piedra angular de la reconstrucción intelectual poscomunista. Previamente se nos ha hecho ver (académicamente, se nos ha demostrado) que en la República todos los debates eran posibles (superiores) y se realizaban con total respeto por el otro y en pie de igualdad para su legitimación pública.<BR/><BR/>Esa tesis de partida hace fallar a Rojas, en tanto lo sitúa en dos perspectivas equivocas: una de origen y otra de destino. Y lo lleva a cometer gazapos conceptuales en profundidad, intentando fundamentar su punto de vista. <BR/><BR/>Un ejemplo, puntual y extremo: sus perfiles intermedios son más favorables a autores de importancia bastante relativa como Raúl Rivero, que a pensadores de significación indiscutida para Cuba (pero culpables, ante los ojos del autor, de mantenerse e incluso liderar intelectualmente el campo político opuesto), como Cintio Vitier o Roberto Fernández Retamar.<BR/><BR/>Otro ejemplo, más en el entorno generacional del autor: pretende erigir en paradigma de nueva civilidad poética a recién llegados a trompicones del tipo de Pablo de Cuba Soria, desconociendo (¿por pecado de lesa ignorancia?) autores como Reinaldo García Blanco, Pedro Llanes, León Estrada o Rigoberto Rodríguez Entenza, por señalar solo algunos de los muchos nombres que los ochenta y noventa del pasado siglo aportaron a la poesía cubana en materia de conciencia ciudadana. O se esfuerza en consagrar desde su autoridad (poder) a refinados vocales entusiastas del parricidio intelectual, como Duanel Díaz. <BR/><BR/>Porque el pecado original de Rafael Rojas, que en Tumbas sin sosiego adquiere categoría de escándalo (Kundera dixit) es derrochar su indudable capacidad de análisis y el alto nivel de información que siempre nos muestra, en sustentar una idea política preestablecida: la Revolución fracasó hace tiempo (finalmente en los noventa) y para Cuba no hay alternativa viable fuera de la transición al modélico pasado, tantas veces anunciada. <BR/><BR/>Rojas escamotea hábilmente la presencia y peso específico de la política norteamericana en los proyectos de esa transición (por ejercicio del mando o por imposibilidad de contención a las fuerzas imperiales), el modo en que históricamente esa presencia se hizo injerencia, intervención y ocupación del espacio público cubano siempre que fue necesario y el hecho de que si algo tiene tradición intelectual y popular en Cuba es el rechazo mayoritario a la política intervencionista del gran vecino.<BR/><BR/>Quizá ningún libro desarrolla mejor, en lo específico, la idea última que la revista Encuentro de la Cultura Cubana viene proponiendo desde hace diez años: la construcción intelectual de una memoria otra para Cuba, distinta y opuesta a la que las mayorías del país han percibido como su memoria desde el triunfo mismo de la Revolución de 1959, pero muy peligrosamente deslindada también de valores patrios arraigados en la memoria nacional previa a ese proceso histórico y que en mucho lo fundamentaron en sus orígenes y lo sostienen en su devenir actual. <BR/><BR/>Más allá de esos improcedentes puntos de partida, el libro revela el engarce apresurado de ideas y textos quizá pensados o escritos en momentos cronológicamente cercanos, pero diferentes en su esencia. De modo que ciertos síntomas de la creación artística o de la realidad social, que podían ser manifestación de algo en un tiempo, ya no lo son, o no lo son exactamente como el autor los maneja, y utiliza largamente a su favor. Errata o gazapo menor, pensando en la distancia desde la cual escribe, pero que revela también que algunos otros de sus argumentos son traídos a empellones hasta las páginas que aquí se nos presentan con el gozoso lustre de academia.<BR/><BR/>Hay, sin dudas, zonas bien interesantes en este libro, como en otros del autor. Pero una vez más peca Rafael Rojas en el análisis y valoración de lo esencial en un proceso histórico de largo alcance. Y es que no se puede pretender un análisis influyente del siglo XX cubano (y es a lo que aquí se aspira), pasando intelectualmente la mano a la frustración y descomposición republicana y al así llamado “gobierno autoritario” de Fulgencio Batista para unas cuantas páginas después emprenderla sin contemplaciones contra “la dictadura de Fidel Castro”. Ningún clásico de las libertades ni estudio social contemporáneo alguno, por más legítimos o prestigiosos que sean sus autores (y Rojas se extiende en citas que prueban su manejo de fuentes muy pertinentes en el análisis de otras realidades) puede servir de sustento teórico a un dislate conceptual de ese tipo, pues en Cuba está demasiado vivo aún el recuerdo de lo real en la memoria sangrante de la nación.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-52274406818911498652007-07-07T18:46:00.000+02:002007-07-07T18:46:00.000+02:00Bueno, ése trabajo mío que se cita (publica) está ...Bueno, ése trabajo mío que se cita (publica) está basado fundamentalmente en una investigación de Robert Nozick.<BR/><BR/>Sé que las respuestas sobre el tema no son fáciles. Sería estupendo abordarlo con más frecuencia.<BR/><BR/>Saludos, Duanel.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-36469839189120314992007-07-07T17:15:00.000+02:002007-07-07T17:15:00.000+02:00Eras muy joven, seguramente, Borrero, para acordar...Eras muy joven, seguramente, Borrero, para acordarte de lo que fue el Mariel, de lo contrario no compararías este debate democrático, donde eres cuestionado por las mejores mentes de tu país, con aquellos ataques sangrientos de la chusma fascista contra el más inocente de los enemigos. Tampoco se trata de disidencia, en ningún sentido: tu posición es atacable precisamente por no disentir de la historiografía oficial.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-87027213614676185712007-07-07T17:14:00.000+02:002007-07-07T17:14:00.000+02:00Yo te reitero lo mismo de antes: ha sido a pesar d...Yo te reitero lo mismo de antes: ha sido a pesar de todo un placer. Lo que me interesaba que discutiésemos en público seguirá allí, por lo menos un tiempo. Pensaba llevarme el blog del aire para seguir jugando con los mitos el cine y eso de "Lo que el viento se llevó".Pero puede estar un tiempo más. saludos,<BR/><BR/>juan antonioAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-38894917666571921382007-07-07T16:36:00.000+02:002007-07-07T16:36:00.000+02:00Más arriba se plantea una pregunta clave en todo e...Más arriba se plantea una pregunta clave en todo esto. Por qué numerosos intelectuales se "babean" por la izquierda?<BR/><BR/>Buscando por ahí me encontré esto, que me parece aclaratorio:<BR/><BR/>"La pleitesía intelectual"<BR/><BR/>Por Camilo López Darias.<BR/><BR/>La pregunta<BR/><BR/>Muchos nos preguntamos el por qué gran parte de la intelectualidad de “izquierda” suele rendir, continuamente, una vergonzosa pleitesía a regímenes totalitarios populistas al estilo del Castrismo, por ejemplo. Y si encomillo la denominación izquierda es precisamente porque no creo en etiquetas definitorias en materia política. En ese sentido coincido plenamente con el político mexicano Arnaldo Córdova, que define a las tendencias como “mitos que no significan absolutamente nada”. Personalmente pienso que una manera más justa de establecer correlaciones es manejar conceptos al estilo de Democracia y Totalitarismo, Colectivismo y Liberalismo, y así por el estilo.<BR/><BR/>Una teoría<BR/><BR/>Una curiosa tesis del filósofo Robert Nozick intenta establecer una explicación plausible acerca del por qué la llamada intelectualidad, entre la que incluye a poetas, novelistas, críticos literarios, periodistas y profesores, tiende a desplazar su simpatía ideológica hacia una posición anticapitalista. La piedra angular de la tesis de Nozick se fundamenta en el resentimiento como causa básica y vital. El profesor de Harvard lo define como Egocentrismo Individual: los intelectuales quieren ante todo ser reconocidos por la sociedad en la que se desenvuelven, y ante la imposibilidad de que un medio abierto y competitivo como el capitalista centre su atención en la contemplación intelectual, al decir de Aristóteles, se establece una respuesta virulenta y crítica por parte de estos, fenómeno que se desencadena dentro de marcos de libertad individual construidos por el propio status que satanizan.<BR/><BR/>Las sociedades donde la oferta y la demanda desempeñan un papel central, permiten por lo general la libre discusión, propagación y establecimiento de ideas, coyuntura explotada por los intelectuales para hacer valer sus acusaciones, según Nozick. Ideas, por cierto, basadas en slogans sempiternos y no evolucionistas. Se está contra el sistema porque sí.<BR/><BR/>Ello explicaría el por qué en los regímenes colectivistas la voz de los intelectuales o se pliega a los intereses gubernamentales o simplemente desaparece, ya que no existen los espacios para hacer valer frustraciones y resentimientos de una manera “oficial”. Todo se reduce, según Nozick, a la falta de libertades individuales, a la negación del liberalismo “per se”. Sí se puede cargar en contra un capitalismo que generalmente promueve el talento y la iniciativa personal. No en contra de una sociedad cerrada al estilo de los regímenes totalitarios de izquierda. Nozick lo denomina Generalización Sociológica Plausible.<BR/><BR/>Lo no absoluto<BR/><BR/>Más allá de la tendencia absolutista del profesor de Harvard, lo cierto es que no sólo los llamados intelectuales de izquierda ejercen la crítica social en un medio dominado por el capital. Son innumerables los casos de relevantes figuras del lado contrario que han levantado su voz en contra del medio existente, como Yeats, Pound o Elliot, por citar unos cuantos. Pero la ausencia de slogans y posiciones férreas y preconcebidas adorna de matices diferentes dichos propósitos.<BR/><BR/>No olvidemos que en el mundo occidental el pensamiento contemplativo de la izquierda comenzó a desarrollarse sobre todo tras la depresión norteamericana del 30. Ello propició, según la visión de Stephen Spender, un proceso de politización en los jóvenes escritores de la época, manifestándose en tratados como The Coming Struggle for Power, publicado por John Strachey en 1932 y por las numerosas simpatías que despertaron los planes económicos quinquenales desarrollados por la URSS. A la creación de los clubs John Reed se opusieron las ideas de mentes lúcidas como las de George Orwel (la voz más crítica), Ezra Pound y el propio T.S. Elliot. Sin embargo, la intelectualidad de izquierda siempre ha gozado de un favoritismo inocultable por parte de la gran prensa, la que terminó por acuñar el término “política correcta” a todo aquel acto de pensamiento que centrara sus ataques en las sociedades capitalistas. Ha sido el devenir de la leyenda negra que ha oscurecido a la derecha y que hasta hoy persiste en numerosas instancias.<BR/><BR/>El papel de la enseñanza<BR/><BR/>Volviendo a la interesante teoría de Nozick, enorme y difícil de abarcar en escasas cuartillas, han sido los centros de enseñanza quienes predisponen a la formación y aparición de intelectuales de izquierda, pues no sólo propician la diseminación directa de dichas ideas (y regresamos aquí a la liberalidad capitalista), sino que contribuyen a conformar un marco ideal para que se desarrollen, debido a la tendencia creacional de “estados de planificación central” con líderes solitarios y autoritarios como representaciones visibles de dichas instancias. Todo a nivel de escuelas de pensamiento, por supuesto. Y ello sería explicativo del por qué los segmentos de trabajadores frustrados y negociantes fracasados no suelen ocupar lugares de avanzada en las ideologías colectivistas y comunitarias.<BR/><BR/>Crisis de la llamada izquierda<BR/><BR/>Sin embargo, a pesar de las publicitadas posiciones a favor de regímenes totalitarios y de líderes egocentristas y “muy machos” por parte de una importante porción del pensamiento intelectual global, en los últimos años comienza a hacerse patente una mutación, una deslógica, en la teoría de que el mal llamado “liberalismo de izquierda” es sustentor y amo exclusivo de las ideas. Conceptos arcaicos como los del ultra reaccionario James Petras, que suele calificar continuamente a los neoliberales como representantes clásicos de una ultra derecha sin escrúpulos, pierden fuerza. El propio filósofo comunista Fernández Buey ha conceptualizado el hecho de que no existen verdaderos intelectuales de izquierda y habla de un “preocupante” transformismo en dicho grupo.<BR/><BR/>Sirva Francia como ejemplo vital y centralista del fenómeno, donde la intelectualidad adoradora de colectivismos ha perdido el “punch” de años pasados. La definición de Andre Glucksman “El nuevo pensamiento viene de la derecha” comienza a dominar espacios, e ideas antiguas y modernas provenientes de Malraux, Druon, Aron y Anovilh se interpretan y vuelven a interpretar desde una óptica personalista.<BR/><BR/>Y es que la izquierda pensante de hoy parece regirse por la teoría del “Fundamentalismo Democrático”, termino establecido por García Márquez y que da pie a la justificación de dictaduras populistas en aras de combatir al “libertinaje del capitalismo. Y es precisamente en éste punto, si estamos lúcidos, donde se puede descubrir la cobardía de los intelectualismos demagógicos que apoyan, por ejemplo, a Castro.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-27287247698515927382007-07-07T14:29:00.000+02:002007-07-07T14:29:00.000+02:00no te preocupes Juan Antonio, acabo de leer tu car...no te preocupes Juan Antonio, acabo de leer tu carta, y voy a poner una última nota linkeando a tu carta abierta. solo eso, pues como ya te dije no quiero seguir con la polémica. llevo cuatro días tratando de cerrar el blog y ahora sí lo voy a hacer de una vez. es posible que otros se animen a contestarte, y espero que esta polémica haya sido de alguna manera fructífera.Duanel Díaz Infantehttps://www.blogger.com/profile/02447530251088314540noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-30739059630543720662007-07-07T14:19:00.000+02:002007-07-07T14:19:00.000+02:00oye, metí la pata. iba a postear en el blog tu rép...oye, metí la pata. iba a postear en el blog tu réplica antes de la mía, como siempre hago, y se me pasó. ahora estoy tratando de linkearla, pero todavía no controlo mucho eso. pero de todos modo la mía remitirá a tu carta. hasta pronto,<BR/><BR/>juan antonioAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-671289870166565232007-07-07T14:12:00.000+02:002007-07-07T14:12:00.000+02:00Duanel:Acabo de colgar mi segunda postdata en CINE...Duanel:<BR/><BR/>Acabo de colgar mi segunda postdata en CINE CUBANO, LA PUPILA INSOMNE, y también una nota de despedida donde doy por finalizada la polémica. Para mí ha sido un buen experimento, y en lo personal me ha sido útil. Para alguien como yo, que ha crecido al margen del debate público resulta un buen ejercicio, y no te voy a negar, un acto de osadía impensado, tomando en cuenta que sabía de antemano que con mis criterios personales estaba enfrentando a una mayoría que en este medio no piensa como yo. Increíble, pero aquí en este contexto me he sentido un “disidente”. Ya tengo una idea mínima de lo que tienen que experimentar los verdaderos, y me hace admirar de que, a pesar del acoso público, no renuncien a sus ideas y no salgan de Cuba. Digamos que esto ha sido mi Mariel.<BR/><BR/>Creo que tiene razón quien por allá arriba te recomienda que no permitas que te malogren la despedida. La verdad es que no es justo que en el cierre se recuerde a “La memoria” precisamente por todo lo contrario que te había comentado en algún momento, es decir, esa virtud de haber logrado buenos debates sin llegar a la chusmería intelectual. Claro, ya sé que no eres tú. Yo por mi parte trataré de seguir pegado a mí mismo. Y ahora sí a la cueva, que ya pasaron mis quince minutos de fama. Nos vemos y ojalá que sea para hablar de nuevos libros. Un abrazo,<BR/><BR/>Juan AntonioAnonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-89781081603052240942007-07-07T14:08:00.000+02:002007-07-07T14:08:00.000+02:00Juan Antonio García Borrero vive en Cuba, y es uno...Juan Antonio García Borrero vive en Cuba, y es uno de los más respetados ensayistas y críticos de cine allí. No es para nada un enviado de La jiribilla. ¿o creen que todos los que apoyan a la Revolución y no son apátridas tienen que estar mandados por La jiribilla?Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-3900791409704838962007-07-07T14:06:00.000+02:002007-07-07T14:06:00.000+02:00"Ponte, Rojas, Duanel… participan conscientemente ..."Ponte, Rojas, Duanel… participan conscientemente de una guerra ahora cultural que, según las últimas teorías de los grupos de poder que controlan el Imperio, no es necesario siquiera declarar en su fase militar. No se van a molestar ni más ni menos porque entendamos y digamos de una vez que lo que quieren es que la Revolución Cubana se acabe para siempre y que a ese fin aplican sus talentos, sin demasiados escrúpulos sobre los modos de conseguirlo. Propongo, entonces, que no demos muchas vueltas a la noria y nos planteemos la pregunta necesaria, ya ineludible: ¿por qué consentimos que dispongan a su antojo de ese falso derecho a ocupar sin objeción los territorios de la memoria –ese campo de batalla que, recogiendo el guante lanzado, esta mesa nos propone- presentándose a sí mismos como intelectuales libres de compromiso con todo poder, víctimas de una sociedad que en los hechos los aceptó y promovió con más anuencia que a otros hasta que ellos se autoexcluyeron cuando más convino a sus intereses, falseando la macro y la micro historia a su antojo, con miradas sobre el pasado, el presente y el futuro de Cuba que la mayoría de nosotros consideramos equivocadas, carentes de pertinencia, fundamento y argumentación, y que no compartimos?"<BR/> <BR/>Es la pura verdad: los tres estudiaron en Cuba y gracias a eso han llegado a ser lo que son. y ahora resulta que Duanel habla pestes de la educación en Cuba. Ponte y Rojas se cansaron de publicar en Cuba hasta que no les convino, Duanel igual. Y no se les puede permitir que ocupen esos terrenos de la memoria con sus mentiras barnizadas con un poco de filosofía barata.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-79463507357414353302007-07-07T13:55:00.000+02:002007-07-07T13:55:00.000+02:00Anónimo de las 6:36 del 7 de julio:Los únicos inte...Anónimo de las 6:36 del 7 de julio:<BR/>Los únicos intelectuales que están del lado de su "pueblo" son esos "Würmer" que mencionas. Los que han destruido al "pueblo" y aquellos que se empenan en continuar y legitimar la destrucción, son los denominados "revolucionarios". Típica inversión, uno de los medios más eficaces de la propaganda del totalitarismo de izquierdas. Virar completamente la tortilla: "atribuirle al otro lo que en realidad somos nosotros".<BR/>Con todos mis respetos por J.A. García Borrero, a quien no conozco, no le veo ese "mucho valor" que aduces: ¿Vive en Cuba? ¿ Hace su blog desde Cuba?<BR/>¡Con cuánto gusto quisiera equivocarme!, pero hay demasiada onda jiribillosa en todo esto. Es lógico: "el Imperio del mal" contrataca. Quizás ciertamente Borrero sea honesto -esos enamorados del fascismo, que tan bien define Néstor- , pero todo apesta en ese reino.<BR/>Y tanto mejor si no me equivoco: ¿acaso no proclaman estar inmersos en la "batalla de ideas"?. <BR/>Necesitan contratacar la producción intelectual del exilio, como evidencia el último número de La Jiribilla. ¡Son tan fáciles de "desmontar" estos artículos!<BR/>Dicho sucintamente, y con todo mi respeto de nuevo por Borrero: no creo que su polémica con Duanel sea muy diferente de la línea de La Jiribilla.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-3689151859255298222007-07-07T11:02:00.000+02:002007-07-07T11:02:00.000+02:00A quien traicionó el subconsciente, es al anónimo ...A quien traicionó el subconsciente, es al anónimo de las 20 y 29, fijarse en esto "Ten mucho cuidado, porque detrás de cada homófobo se esconde un homosexual consciente o inconsciente." ¿Por qué habría de tener cuidado si fuese, homosexual?. Queda claro que quien tira piedras tiene el tejado de vidrio y es un homófobo.Karamchandhttps://www.blogger.com/profile/15533633451763108817noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-21061761661337817282007-07-07T06:36:00.000+02:002007-07-07T06:36:00.000+02:00Un intelectual que está del lado de su pueblo, y n...Un intelectual que está del lado de su pueblo, y no de aquellos que quieren destruirlo. mucho valor tiene Garcia Borrero de meterse en una polémica donde ustedes los gusanos están en mayoría, porque controlan todos los blogs. él es honesto y ustedes, el Nestor, el mismo Duanel que ahora se las da de crítico cuando en Cuba nunca dijo nada, son unos cobardes.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-48989698745036989512007-07-07T03:14:00.000+02:002007-07-07T03:14:00.000+02:00Mientras más leo la carta abierta de JAGB más se p...Mientras más leo la carta abierta de JAGB más se perfila como el modelo de pensamiento de un intelectual, y de una intelectualidad, que por su falta de rigor, por su falta de autodisciplina, por su absoluta ignorancia de una época histórica reciente (la República) cuya distorsionado simulacro han recibido y aceptado acríticamente de manos de demagogos, ese intelectual y esa intelectualidad digo, es la culpable de todos nuestros males, en mayor medida caso que los mismos protagonistas de la revolución. El carbonero... hablaré sobre Kant y ese carbonero de JAG Borrero cuan do regrese de hacer unos mandados... pero ese carbonero que recurre como estereotipo es, sencillamente imperdonable... y no me puedo quedar con ese carbonero por dentro!!! Vuelvo...Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-34246370023451189262007-07-07T01:12:00.000+02:002007-07-07T01:12:00.000+02:00Del cómo una mera frase deslizada en un texto inut...Del cómo una mera frase deslizada en un texto inutiliza el todo:<BR/>"Creo que nos asiste el derecho intelectual y ciudadano a disentir". Eso dice Edel Morales conduciendo bulldozer que arrastra al foso a la disidencia.Anonymousnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6697005886870874384.post-9855092705510975692007-07-07T01:07:00.000+02:002007-07-07T01:07:00.000+02:00Anomalías de la verdad (Algunos usos y abusos de l...Anomalías de la verdad (Algunos usos y abusos de la historia, la memoria y el futuro desde la literatura cubana contemporánea) <BR/><BR/><BR/>Edel Morales<BR/> <BR/>Intervención realizada en la Centro Cultural Dulce María Loynaz, durante la Mesa "La Memoria, ese campo de batalla", del espacio de debates Ciclos en movimiento, auspiciado por el Instituto Cubano del Libro <BR/><BR/><BR/>En alguna de las novelas que integran la saga de Las cuatro estaciones , Mario Conde, el personaje central de la exitosa tetralogía de Leonardo Padura, se define a sí mismo como “un recordador”. Si concordamos en que se trata del personaje de mayor popularidad en la narrativa cubana de los últimos cincuenta años, conviene no desatender ese rasgo de su carácter, decisivo, en mi opinión, para el calado de la trama novelesca pero también, y por eso mismo, para el asunto que trataremos aquí: la memoria, y la disputa que en torno a ella se libra en el imaginario cubano de estos días. <BR/>Desde otra perspectiva, la historiadora Marial Iglesias nos ha ofrecido, en su atractivo ensayo Las metáforas del cambio en la vida cotidiana , un análisis pormenorizado de las muy distintas maneras en que los cubanos de hace un siglo metafori(boli)zaron la frustración del ideal independentista y la dolorosa transición sufrida por la isla entre el estado colonial español y las nuevas formas de dominación neocolonial, que entonces se probaban en Cuba e inauguraban la presencia en el escenario internacional de una de las fuerzas decisivas en el proceso histórico mundial del nuevo siglo: el imperialismo norteamericano. <BR/><BR/>Sin desconocer la calidad acumulativa que aportan a la historia insular períodos anteriores (algunos de particular relevancia en la germinación de una cultura propia, en constante modulación, desde los tiempos en que llega a asumirse a sí misma como distinta de sus componentes originales hasta su cristalización crucial en los años de la Guerra Grande y la Tregua Fecunda ), podemos centrar la discusión actual en ese largo siglo que, según escuché decir hace unos días en esta misma Sala a Fernando Martínez Heredia, comenzó para la isla en 1895, y aún no termina. <BR/><BR/>Para esa época quedaba bastante claro el dilema de Cuba: agotadas las opciones reformistas, anexionistas o autonomistas por pura inoperancia histórica o por su incapacidad de articularse en las necesidades de las fuerzas sociales actuantes en la isla y su contexto exterior, solo era pertinente la estructuración y profundización de un ideal de independencia política, justicia social y ética solidaria, que José Martí sintetiza y proyecta con máxima energía en la organización cotidiana de la guerra necesaria: un país no se funda como se dirige un campamento, un Partido único de todos los cubanos dignos para la Revolución ; en sus deberes internacionales: el equilibrio del mundo, impedir a tiempo con la independencia de Cuba que los Estados Unidos se extiendan por las Antillas…; y en sus esbozos de la futura república: con todos y para el bien de todos, Revolución no es la que vamos a hacer en la manigua es la que haremos en… Ese ideal fue frustrado, ya se sabe, en su momento histórico, por varios factores, incluida la prematura muerte de Martí y, de modo decisivo, por la intervención militar del naciente imperialismo estadounidense en la guerra. Como resultado, la (ir)realización plena de ese ideal atraviesa el largo siglo cubano de entonces acá y condiciona los puntos de vista de cualquier acercamiento académico o político, social, cultural, racial, de género… a su devenir y a sus coyunturas. <BR/><BR/>Observado desde una mirada de larga duración, el punto de enunciación temporal y conceptual en que se sitúa hoy el debate es más o menos paradigmático: los albores de un milenio, para el cual los años anteriores serían un prólogo necesario hacia la realización de ese ideal plausible en el cambio de época que se insinúa en todo el hemisferio; y la intuición presente en sectores de la sociedad contemporánea de que sería posible intentar una asimilación de los saberes y las prácticas acumuladas, que no sea expresión textual de una tesis ni de una antítesis de lo que fue teóricamente dominante sino síntesis libre, justa, eficaz de las corrientes subterráneas y visibles que afluyen a esa idea del mundo, de América y de Cuba como dignidad plena del hombre, que desde 1895 intenta cumplirse en la práctica. <BR/><BR/>Lo que parece estar en juego en Cuba hoy, en este terreno, es la idea de futuro que proponemos, afincándola en la memoria vigente, por el replanteo ¿siempre desde el exterior? ¿sólo desde la cultura? de un proyecto de nación desustanciado en el tiempo, superado por el que aquí hemos venido comentando, y una de cuyas diferencias radicales pudiéramos condensar en expresiones dispares y bien reconocibles: la patria es el dinero, de Francisco de Arango y Parreño, frente al cual se empina el Patria es Humanidad, de José Martí. <BR/><BR/>El centro de la discusión que se nos propone tiene, a mi modo de ver, algunos ejes bien identificables y de importancia cardinal para el futuro, territorio que se aspira ocupar. <BR/><BR/>El primero de ellos, la intención de sustraer de la memoria histórica y cotidiana del país el lugar decisivo que las ideas y prácticas imperialistas de dominación, emanadas de los grupos de poder que han constituido los sucesivos gobiernos norteamericanos desde el distante siglo XIX, han tenido y tienen en la realidad cubana, latinoamericana y mundial. <BR/><BR/>El segundo, la idealización de un período de vida republicana que nació, creció y murió frustrado en lo esencial político por las ideas y prácticas de esa dominación y cuyas mejores realizaciones se suscitan en la tensión a que fue obligada su estructura por la perdurabilidad y evolución en el seno de esa sociedad de las fuerzas liberadoras que tenían mayormente su origen en el proyecto martiano de República y que condujo al estallido revolucionario de los años cincuenta, favorecido por un golpe de estado de militares pro yanquis, que pretendió impedir el previsible ascenso al poder político por medios electorales de esas fuerzas liberadoras. <BR/><BR/>Un tercer eje central de la discusión está localizado en el ya casi medio siglo de la Revolución en el poder, un período al cual se evita mirar como proceso histórico y en cuyo análisis se escamotea el hecho de que se trata de un nuevo tipo de sociedad, un sistema dinámico complejo con sus contradicciones internas, resultantes también de la tensión del cambio y de acumulaciones culturales típicas de un país marcado en su tradición por dominaciones foráneas a las cuales sigue enfrentado, así como la superación dialéctica que de muchas de esas contradicciones ha sabido hacer desde sí mismo el poder revolucionario, en un planteo de método donde la profundización del cambio y la rectificación del error es casi continua y no suele asumirse como negación en bloque del pasado sino como crítica y superación de los límites o acercamientos sucesivos a la verdad, tal como es reconocida y asumida por las grandes mayorías y sus líderes de acción y opinión en un momento histórico concreto. <BR/><BR/>Bien es cierto que esta época y sus contradicciones merecen varias preguntas que aún no han sido correctamente formuladas desde las ciencias sociales, pero no es esa la intención subyacente en las aproximaciones y análisis de muchos de los autores que intentan hoy arrojar sombra sobre su memoria futura. A esa Revolución, con sus grandes realizaciones y sus insuficiencias visibles ante el formidable espejo del ideal martiano, se la persigue como proyecto político y se la niega como sociedad institucionalizada para intentar extirpar ahora de la memoria colectiva su legitimidad, la posibilidad de su perfeccionamiento y su derecho al futuro, mediante un estudiado proceso de desmontaje múltiple que tiene voceros bien perceptibles, también en el campo cultural. Quizá es esa, como escribí a propósito del libro de Rafael Rojas, Tumbas sin sosiego , “la idea última que la revista Encuentro de la Cultura Cubana viene proponiendo desde hace diez años: la construcción intelectual de una memoria otra para Cuba, distinta y opuesta a la que las mayorías del país han percibido como su memoria desde el triunfo mismo de la Revolución de 1959, pero peligrosamente deslindada también de valores patrios arraigados en la memoria nacional previa a ese proceso histórico y que en mucho lo fundamentaron en sus orígenes y lo sostienen en su devenir actual”. <BR/><BR/>El cuarto elemento, tal como lo veo, es una especie de trozo de piedra arrancado del Muro de Berlín y arrojado a través de la mar océano para que golpee en La Habana , y parece tener dos líneas de acción y pensamiento: una, muy morbosa, pretende engarzar en la historia de Cuba todos los desarreglos, represiones y males exhumados de los territorios y museos socialistas de Europa del Este, y se goza en citar traumas, experiencias y reflexiones de esa región, saltando olímpicamente sobre las diferencias históricas y culturales que informan ambas realidades, pero también desconociendo las variadas discrepancias que entre el socialismo de la isla y el de esos países existió en la teoría y en la práctica, que llegó a plantearse incluso en varios momentos como disensiones entre sus liderazgos políticos; la otra línea de este cuarto eje pretende idealizar las sociedades contemporáneas de Europa Occidental (tan bien dispuestas a encauzar las aspiraciones hegemónicas del Imperio norteamericano, que ya en los sesenta nos endosaron desde allí la ofensiva contra la izquierda intelectual y la Revolución Cubana , mediante el agencioso Congreso por la Libertad Cultural y sus ramificaciones latinoamericanas) y presentarnos la ilusión de que esos grandes mercados –del libro, de la cultura, de ideas y bienes de consumo…, esos reservorios del dinero, en suma- son los modelos a los que deberíamos aspirar como absolutos después de una transición más cacareada que fundamentada, y se goza en el regodeo macabro de las duras realidades y complejidades teóricas de la crisis económica y de valores que asoló a Cuba en los años noventa e hizo parpadear con insistencia, y hasta cerrar a veces el ojo amoratado, a la idea socialista. <BR/><BR/>Típico de los muy críticos años de la crisis y transportado sin remilgos a unos dos mil que comienzan a ser otros -entre nosotros y más allá de nosotros-; este es, quizá, el eje en que se afinca mejor, por ejemplo, Antonio José Ponte, en La fiesta vigilada , una letanía imprecisa entre la confesión, la novela, el ensayo y el autobombo de unas memorias sin gloria, donde todo el mundo es sórdido o fútil menos el autor protagonista, para proponernos “una historia de represiones y miserias que este libro… nos cuenta como ningún otro”, según disfruta reseñar uno de esos parricidas revelados como eficaces colaboracionistas del poder exterior, Duanel Díaz. La Fiesta … de Antonio J. es la fiesta del chanchullo, la intriga, los manejos turbios, el egoísmo y la perfidia, la oscura fiesta del abandono, la simulación, el dólar y el turismo, cuya existencia no es un estado transitorio y equivoco, el resultado de una carencia y un aumento de la presión exterior, sino síntoma de la pudrición final del cadáver revolucionario y germen recuperado de lo que vendrá. Desde allí, Ponte levanta su memoria otra del país que propone como plataforma para recuperar el derroche de unos años cincuenta cuyo boato añora, aunque esa fastuosidad haya sido erigida, entonces si, sobre “una historia de represiones y miserias” abrumadoramente duras y de no ficción. Menos chancletero y no tan divertido, pero con el mismo cinismo resentido, casi maniático, hacia apocalípticos e integrados a que nos acostumbró Fermín Gabor, Antonio José Ponte -un autor inédito en Cuba, según la nota de solapa, falsedad evidente que predispone antes de entrar- llega en este libro al “final de toda fiesta de disfraces: el momento de abandonar las máscaras”. <BR/><BR/>Y creo que también de eso se trata: Ponte, Rojas, Duanel… participan conscientemente de una guerra ahora cultural que, según las últimas teorías de los grupos de poder que controlan el Imperio, no es necesario siquiera declarar en su fase militar. No se van a molestar ni más ni menos porque entendamos y digamos de una vez que lo que quieren es que la Revolución Cubana se acabe para siempre y que a ese fin aplican sus talentos, sin demasiados escrúpulos sobre los modos de conseguirlo. Propongo, entonces, que no demos muchas vueltas a la noria y nos planteemos la pregunta necesaria, ya ineludible: ¿por qué consentimos que dispongan a su antojo de ese falso derecho a ocupar sin objeción los territorios de la memoria –ese campo de batalla que, recogiendo el guante lanzado, esta mesa nos propone- presentándose a sí mismos como intelectuales libres de compromiso con todo poder, víctimas de una sociedad que en los hechos los aceptó y promovió con más anuencia que a otros hasta que ellos se autoexcluyeron cuando más convino a sus intereses, falseando la macro y la micro historia a su antojo, con miradas sobre el pasado, el presente y el futuro de Cuba que la mayoría de nosotros consideramos equivocadas, carentes de pertinencia, fundamento y argumentación, y que no compartimos? <BR/><BR/>Creo que nos asiste el derecho intelectual y ciudadano a disentir, a probar nuestras verdades, a proponer nuestra propia mirada, a tratar de encontrar respuestas, a realizar nuestras pequeñas maniobras, a intentar la recuperación de nuestro pan dormido, y evitar quizá la disfunción del campo que, ellos, nuestros adversarios, tratan continuamente de minar. Y sobre todo nos asiste el derecho a pensar por nosotros mismos, a plantear las preguntas de fondo, sin mediaciones exteriores ni aprobaciones internas y sin miedos, ser capaces de hacer también las necesarias preguntas sobre el aquí y ahora, sobre el aquí y ayer, sobre el mañana que viviremos aquí, como individuos y como país. Es la mejor manera que conozco de olvidarlos y creo que es la única manera de ganar para nuestros hijos esa memoria del futuro que ahora nos ocupa.Anonymousnoreply@blogger.com