sábado, 23 de junio de 2007

La maravilla de Naborí y el kitsch comunista cubiche

Vale la pena reproducir otros fragmentos del poema de Naborí “Es maravilla”. Su tema, como ya dije, es la realidad maravillosa que para los desfavorecidos constituye la revolución:

"Pero para los hijos de los pobres
para los que veían su pobreza
y su ignorancia como
algo predestinado,
tiene que ser maravilloso este venir
y ocupar los palacios y avenidas
de Miramar y del Vedado,
no como choferes,
ni como jardineros,
ni como criados,
sino como estudiantes,
como deportistas,
como la primavera.

Tiene que ser maravilloso para el campesino
que viene a ver a su hija
después de un año de no verla,
y la tiene delante y no la identifica,
porque vino encorvada, desdentada, mustia,
y la encuentra erguida, sonriente, atlética,
como algo disparado hacia el Futuro."

“Como la primavera”, “como algo disparado hacia el futuro”: los tópicos y las formas del kitsch comunista se afirman en contraposición a todo lo que representa el poeta burgués a quien El Indio se dirige desde el principio: "Dígame usted apologético / propagandista, panfletario, / juglar o lo que quiera. / Pero yo canto a mi Revolución." De un lado, ese "otro" que sueña con "residir en un castillo mágico, apartado del mundo"; del otro, la negra Pancha, para la que la maravilla es "la cola de los víveres".

"Dígame usted que es propaganda.
Usted también hace la suya.
Sólo se diferencia la una de la otra
en que usted propaga su egoísmo,
sus vicios, sus debilidades,
y yo propago el heroísmo
y una esperanza cierta,
tan cierta como nuestro sacrificio."

Publicado en 1969, “Es maravilla” toma parte evidentemente en el debate entre los partidarios de un realismo socialista y un arte más crítico dentro de la Revolución: ese poeta que propaga sus vicios puede perfectamente ser Heberto Padilla; no ya el burgués que se fue en 1959 sino aquel que, aun definiéndose como revolucionario, adolece de “debilidades burguesas”. El poema de Naborí concluye reafirmando tesis:

"Todo esto es maravilla.

Y como maravilla es poesía,
de aquí,
del puro asombro de los campesinos;
de aquí,
del puro asombro de los obreros y estudiantes
surge una poesía verdadera
que usted no identifica como tal
porque son otras sus vivencias
y lo maravilloso es relativo."

Esto es: la Revolución misma, en tanto maravilla, es poesía, una poesía cuya autenticidad se contrapone a la literatura más o menos en el mismo sentido en que Carpentier reivindicaba en 1948 "lo real maravilloso" de América frente a unos artefactos surrealistas cuyo refinamiento traducía la decadencia de Occidente. Como mismo, según Carpentier, el novelista americano debía limitarse a dar cuenta de los prodigios del continente, el poeta revolucionario, para Naborí, ha de dar testimonio de esa realidad que lo supera. Y dicho testimonio será forzosamente lírico: frente a lo sublime no cabe, desde luego, la crítica ni el escepticismo. He ahí, en ese esteticismo, la semilla del kitsch, la raíz del “mal radical”.

2 comentarios:

analista dijo...

Sí la maravilla es un concepto muy relativo. Cuando llegué por primera vez a la RDA aquello me pareció marivilloso, pues lo comparaba con Cuba. AL cabo del tiempo empezó a perder el encanto de la maravilla.
Cuando los balseros llegan a Miami, se quedan maravillados ante la abundancia que ven, pero con el tiempo se dan cuenta que la participación en la abundancia está supeditada al poder de compras, y la maravilla se va desvaneciendo.
Desde los ojos del campesino, fue una maravilla lo que la Revolución le ofrecía. Naborí lo escribió porque lo sentía y no como panfleto cursi del kitsch comunista.

Duanel Díaz Infante dijo...

Sí, aquello fue realmente una maravilla a los ojos de muchos. Yo no digo que Noborí no sintiera lo que escribiera, sino que contenía la semilla del kitsch.