lunes, 19 de marzo de 2007

Sesión de poesía: tres poemas de Distintos modos de cavar un túnel

Primera entrega de una irónica "Resurrección poética de Alamar", trilogía compuesta además por El contragolpe -del que se han adelantado algunos poemas en Cubista y Cacharros- y el igualmente inédito Guarderías, Distintos modos de cavar un túnel (Unión, 2003) es uno de los libros de poesía que más ha atraído la atención de la la crítica entre los publicados en Cuba en los últimos años. Este de Juan Carlos Flores no es una simple recopilación de poemas sueltos, sino un poemario íntegro, donde el "demonio" del poeta va mano a mano con una consciencia diríase que baudelairiana de su trabajo verbal. El resultado es una máxima concentración lírica, paradójicamente acompañada por la monotonía de la repetición: como si el poeta quisiera decir lo menos posible, pero a la vez no pudiera evitar esa enfática vuelta sobre lo ya dicho que da carácter a su expresión. Expresionismo, quizás, pero no como aquel de Acosta León y de Antonia Eiriz, contemporáneo de la épica diria y de la utopía desarrollista, sino uno que viene después, cuando el desastre se ha consumado. Poesía civil, en alguna medida; y antipoesía, en la medida en que cuestiona todos aquellos discursos que toman a la poesía como coartada. Quien esté cansado del kitsch nacional-socialista y del lirismo sensiblón de ciertos poetas aupados por el estado, leerá con provecho estos poemas de Flores.


La cafetera

Si otra vez nos raspan a nosotros de venta en venta desde 1962 mutantes de segunda mano hechos en serie con escasa capacidad locomotiva por las ya habituales circunstancias del cargue cuánto trastorno conductual nos causaría esa falla devueltos al taller donde supuestamente repáranse motores tendríamos que bajo control técnico volver a introducirnos drogas duras.

El atizador

En países como este lo mejor que uno hace es alquilar un quita-manchas portátil, si Escardó viviera sería un roedor, en la maleza, hambriento y perseguido por los rastreadores, no lo imagino Don de guayabera, hilando séquito de un clero tropical, alegre y putañero, en países como este lo mejor que uno hace es alquilar un quita-manchas portátil, si escardó viviera sería Don de guayabera, hilando séquito de un clero tropical, alegre y putañero, no lo imagino un roedor, en la maleza, hambriento y perseguido por los rastreadores, en países como este lo mejor que uno hace es alquilar un quita-manchas portátil, pero Escardó está muerto, ya se le hizo misa, para que se despegue, sus ojos de pulidor, que taladraban los gestos, no pueden ver los tantos edificios con puntales, en países como este lo mejor que uno hace es alquilar un quita-manchas portátil, que te vuelvas afásico, me dice, que te vuelvas afásico, en países como este lo mejor que uno hace es alquilar un quita-machas portátil.


De un bufón a otro

Inclínate cabeza y rótulas aunque no seas el cimarrón sino un prisionero sin poder escapar ni ascender otro de los expoliados dentro de las carpas panópticas -allí donde montaña y llanura significan lo mismo yacen los restos de lo que un santo gremial podría ser quien dedicó su tiempo a la poda a preparar entre los descendientes las notables enseñanzas del maestro de maestros arte necrosador o ajedrez aplicadas estas cuchillas a la situación particular en que se hallaban los discípulos en una tierra extraña entre gentes adversas- Inclínate cabeza y rótulas aunque no seas el cimarrón sino un prisionero sin poder escapar ni ascender otro de los expoliados dentro de las carpas panópticas.

2 comentarios:

jaad dijo...

Me tomo un atrevimiento, Duanel, al decir aquí, y aprovechando tu comentario sobre Juan Carlos, y lo que hemos publicado de él, y también de ti, en "Fogonero emergente", que escribí una nota en "diario de fogonero" para todos los interesados en leerla, amigos, conocidos, o lectores de nuestro amigo poeta. Si no te parece adecuado este comentario que dejo, puedes borrarlo. No sé conducirme "correctamente" en este mundo de los blogs y los comentarios y notas que uno "debe" dejar por ahí en páginas ajenas. Muy bien este apartado que le has hecho a Juan Carlos. Su obra necesita más difusión y reconocimiento, y él como persona, algunos elementales apoyos de parte de amigos y conocidos. No podemos perder la memoria. Así de simple. Abrazos. Gracias.

Duanel Díaz Infante dijo...

Jorgito, comenta lo que te dé la gana que para eso los blogs dan esta posibilidad. Vi tu nota, a mí se me había olvidado que mi reseñita de Distintos modos... fue republicada en Fogonero, por eso no la mencioné.