jueves, 1 de marzo de 2007

Polémicas de los sesenta

Finalmente, ha sido publicada esta compilación que la Dra. Pogolotti había anunciado en el conservatorio sobre las polémicas culturales de los sesenta efectuado en el verano de 2005 en el Museo de Bellas Artes, en el marco del evento "Mirar a los sesenta". El tomo, con un prólogo de la propia Graciella que puede leerse en La jiribilla, incluye algunas de las más sonadas polémicas de aquellos años de efervescencia revolucionaria. A saber: el famoso debate entre José Antonio Portuondo y Ambrosio Fornet a raíz del prólogo de aquel a El derrumbe, de José Soler Puig (del que falta la coda de le puso Manuel Díaz Martínez en su artículo "El poeta y el comisario"), el llamado "debate de los cineastas" en torno a la cultura revolucionaria (Jorge Fraga, Julio García Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea, Juan Flo, entre otros), así como la polémica sobre el cine contemporáneo que entonces se estrenaba en Cuba, en la que participaron Alfredo Guevara y Blas Roca. Además, dos polémicas bastante conocidas en las que intervino Jesús Díaz en representación de la generación, o el grupo, del primer Caimán: su controversia con El Indio Naborí y la otra, mucho más ácida, que sostuvo con Ana María Simo. Más adelante, cuando tenga tiempo para leer o releer todos estos escritos, me gustaría ofrecer algunas reflexiones sobre estos y otros debates de la época. Por ahora, sólo señalar que es evidente que su rescate sólo es posible en el espacio que se abre a partir de la caída del muro de Berlín y la crisis de aquel dogmatismo marxista que en los sesenta pujaba con las fuerzas más abiertas a la vanguardia y al arte moderno (representadas por Fornet y, en alguna medida, por Díaz) y que terminó venciendo en 1971. La publicación de estos textos nunca antes recogidos en libro se produce, además, en el marco de una especie de nostalgia por los años sesenta, celebrada ahora como una etapa plena de una energía artística e intelectual que la Revolución habría perdido y que habría que recuperar. Ahora, cuando a raíz de las protestas electrónicas por la reaparición televisiva de Pavón se producen llamados al debate como el que acaba de hacer Arturo Arango en el ISA, estas polémicas, más allá de su valor como documentos históricos, cobran una cierta actualidad. Pero el contexto actual, determinado por el quinquenio gris mucho más de lo que parece a simple vista y por los sucesivos exilios de la intelligentsia, es muy distinto, y me temo que la lectura de aquellas polémicas no indica hoy más que la sospecha de que las formidables fuerzas creativas que, en estrecha relación con aquellos debates intelectuales, cuajaron en obras tan grandes como La noche de los asesinos y Memorias del subdesarrollo, están definitivamente perdidas. Pues la revolución terminó hace mucho tiempo, not with a bang, but with a whisper.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Efectivamente, ahora comprendo tu fobia hacia Rufo Caballero, aunque no pongo la mano en el fuego por el grandilocuente antagonista al que fustigaste ácidamente hace unos años. El, como tú, ante una oferta "a la que es dicícil negarse", podria también seguir tus pasos. En el fondo, los dos sois unos megalómanos lamentables.
Creer que este barco se hunde (las ratas huyen las primeras) es como afirmar que los signos inequívocos de la formidable influencia de la Revolucion cubana en Latinoamérica son invenciones de los fellow travellers (patético anglicismo que denota tus filias) de quienes admiramos, comprendemos, defendemos y ´respetamos a Fidel Castro, uno de los seres más brillantes, heroicos y dignos de la America latina.
Un saludo desde la isla de la humildad, la defensa de los ideales del socialismo, la solidaridad y la cultura.