viernes, 2 de febrero de 2007

La memoria, en los libros de la Revolución (III)

1968: año crucial. Comienza con el Congreso Cultural de La Habana, que fue una reafirmación de un socialismo alternativo, y culmina con el apoyo de Castro a la intervención soviética en Checoslovaquia. En medio, la Ofensiva Revolucionaria, cuyos efectos devastadores en muchos pequeños propietarios de bodegas y quincallas están aun por historiar.


Editado por la Dirección Nacional de los CDR, Los CDR y la Ofensiva Revolucionaria incluye los dos discursos en que Fidel Castro estableció las premisas de la Ofensiva: el primero, pronunciado el 13 de marzo en la Escalinata de la Universidad de La Habana; y el otro dos días después en la inauguración del Seminternado de Primaria "Juan Manuel Márquez" en Boca de Jaruco. En estos discursos, Castro sataniza el comercio como "una actividad parasitaria", contrapuesta al "trabajo voluntario" y al heroísmo revolucionario. Afirma que la Revolución no se hizo para "establecer el derecho al comercio" y que "algún día, si queremos llegar al comunismo, prescindiremos del dinero". Hace una crítica de la capital como foco de "debilidades" burguesas y anuncia el cierre de todos los bares, tanto los privados como los públicos. Una pregunta retórica resume todo su planteamiento: "¿Vamos a hacer socialismo o vamos a hacer timbiriches?" En el otro discurso, asegura: "vamos saneando el ambiente, vamos limpiando, vamos creando un pueblo realmente de trabajadores". También la introducción a los discursos, que aparece sin firma y explica la función de los CDR en la Ofensiva, es interesante, pues muestra cómo se proyectaba "la movilización total" en los diferentes campos: "Vigilancia", "Agricultura", "Educación", Salud pública", "Cultura", "Administración local", "Deportes", "Propaganda", "Defensa civil".









Esta segunda compilación poética de Cintio Vitier incluye toda su obra en el género desde Canto llano (1953-1955), testimonio de su conversión al cristianismo, hasta Entrando en materia (1967-1968), testimonio de su integración a la Revolución, que el poeta percibe como la culminación verdadera de aquella asunción del mensaje de Jesús. La Revolución a la que canta Vitier trae una "vida general transfigurada", que se expresa en el trabajo comunitario y la reunificación de la actividad manual y la intelectual. "La poesía / es lo que se hace / y el trabajo / llena el alma, con igual derecho que un suspiro." Algunos de los poemas de Entrando en materia pueden ser vistos como contrapartes líricas de la Ofensiva Revolucionaria, en la medida en que subliman la pobreza y la fealdad provocadas por aquella radicalización comunista. "La ciudad está llena de su carencia como de una luz distinta". El primer poema de este cuaderno, "Torre de marfil", manifiesta ejemplarmente la percepción de la Revolución como crisis espiritual, donde se trastocan las premisas que antes habían delimitado el lugar de la poesía como actividad separada de la política. Cuando la "política está llegando a la raíz del mundo", queda aun la naturaleza como un reducto al margen de la convulsión, pero incluso esta "torre de marfil inesperada" será la última. "Los dispositivos están situados en el centro de la flor".

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