sábado, 24 de febrero de 2007

A propósito del 24 de febrero, una hipótesis contrafactual

Puestos a reflexionar sobre la historia de Cuba, es difícil evitar la fascinación de las hipótesis contrafactuales. Hace poco, Alfredo Triff imaginaba que si Martí no hubiera muerto en combate se habría convertido en el primer dictador de la República. ¿Qué hubiera pasado –cabe preguntarse- si Chivás no hubiera muerto en su patético amago de suicidio? Quizás no hubiera ocurrido el golpe de estado que aquel fatídico 10 de marzo de 1953 desencadenó los demonios que aun dominan a nuestro país. ¿Y si los ingleses se hubieran quedado no sólo con La Habana sino con toda la isla a fines del siglo XVIII?
La fecha patria que hoy se conmemora plantea otra interrogante: ¿qué si la Guerra del 95 no hubiera ocurrido? En caso de haber triunfado la opción autonomista, quizás Cuba hubiera conseguido un autogobierno provincial y, a la larga, se hubiera independizado de España sin los traumas de una guerra en que buena parte de la riqueza cubana se perdió y casi la mitad de la población del país pereció. La Guerra, que trajo los horrores de la tea incendiaria y de la reconcentración de los campesinos, fue una ruina; el sacrificio de la riqueza material en favor de un capital simbólico que nutriría el nacionalismo revolucionario en el siglo XX.
La guerra propició la Intervención norteamericana y con ella la mediatización en que nació la República, así como el caudillismo que tantas convulsiones crearía en los tiempos de “generales y doctores”. Y todo ello –la promesa martiana de la República “con todos y para el bien de todos” y las sucesivas frustraciones de la “seudorrepública”- se fue acumulando a modo de reserva nacionalista que la Revolución de 1959 explotaría hasta sus últimas consecuencias. Como ha apuntado Louis Pérez Jr., aquella guerra, culminación de una contienda extendida por tres décadas, no fue solo el último capítulo de las luchas independentistas hispanoamericanas, sino también el inicio de algo nuevo: algo que, de alguna manera, culminaría perversamente en el estado totalitario.
¿Tenía entonces razón Eliseo Giberga cuando afirmó en la Asamblea Constituyente de 1901 que Martí había sido el hombre más funesto de la historia de Cuba?

6 comentarios:

jaad dijo...

Duanel, no sé si lo sabes, un blog habanero "Tensiónlia", te puso un link. A ellos les convendría que tú les tiraras también el lazo. No sé lo que opines al respecto. Yo, me meto de chismoso solidario, nada más. Otra cosa, ya se distribuyó en formato word tus comentarios por varios correos de Cuba. Si no por llega Internet, llega por correo, jejeje. Colarse por el ojo de una aguja, ¿lo dijo Deleuze o mi abuela? Saludos. Gracias por hacernos reflexionar. No bajes la guardia.

Ernesto dijo...

No fue Soren Triff, Duanel, sino Alfredo Triff el del comentario.

Duanel Díaz Infante dijo...

Ahora mismo lo cambio. thank you por señalármelo.

Duanel Díaz Infante dijo...

Jaad, ya puse el link de ese blog made in Cuba. voy a poner también el de tu nuevo blog. hoy ha aumentado bastante el tráfico en mi blog, y creo que es por ese link de tension lia (¿a quién se le ocurrió ese nombre?) y por el que pusiste en tu blog. tu abuela es más sabia que Deleuze. thank you por la promoción.

Anónimo dijo...

No veo razones para suponer que Martí se hubiera convertido en el primer dictador. Sí es cierto que era un político brillante y que poseía una visión general de la situación que no tenía el resto de los líderes cubanos, además de una capacidad para negociar y unir a las personas que no ha vuelto a aparecer en la historia cubana, algo que demuestra que debía ser más pragmático de lo que traicionan sus cartas y sus discursos. Por otro lado, es cierto que su mesianismo resulta ahora incómodo, sobre todo debido al mesianismo del Comandante.

Lo de la tea incendiaria tiene mucho de leyenda, como argumentó en su momento Moreno Fraginals, ya que muchos centrales le pagaron a los mambises y consiguieron evitar que se quemara la caña. Además, la recuperación de la producción azucarera fue vertiginosa una vez acabada la guerra. También tiene bemoles sugerir que la guerra de independencia es en parte responsable de la intervención norteamericana. Es el equivalente en política a decir que las mujeres que salen en minifalda a la calle propician las violaciones... ¡por dios! La responsabilidad de la intervención recae toda sobre el gobierno norteamericano, tratar de pasarle el muerto a los independentistas es pasarse.

En cuanto a la idea de seguir como colonia e independizarse "sin trauma," ¿estás seguro de haberle prestado atención a la historia del siglo XX español allá en las clases de historia de España en la carrera (eran aburridas, lo sé)? ¿De veras querríamos haber seguido siendo gobernados por un país de tercera europeo, en franca decadencia social y económica, que pocas décadas más tardes se encontraría envuelto en una guerra civil sangrienta e implacable y sujeto después a una dictadura mediocre, facista y sanguinaria? ¿En qué momento nos iban exactamente a conceder la independencia los españoles? ¿Después de la transición en 1975? Joder. Además, habida cuenta lo mal que manejaron la independencia de su colonia en el Sahara Occidental, actualmente ocupada por Marruecos contra la voluntad de sus habitantes, hay que reconocer que el record descolonizador de los españoles es bastante mierdero. La cagaron en el 98 al excluir a los cubanos en la firma del Tratado de París y la cagaron con la nación saharaui siendo ya un país democrático. Así que ya jode "independencia sin trauma." Me quedo cualquier día de la semana con la corrupción de la República antes de que con la España de Franco.

La verdad, no soy un fan de Martí. Mi valoración sobre él es ambigua y esta teñida de incertidumbre porque entre tanta idealización, de ambos lados, se me escapa el hombre. También me hartó desde mi infancia el patrioterismo barato del gobierno cubano, tanto así que mi patriotismo es producto del aprendizaje y no algo recibido ya que comencé a desarrollarlo cuando tuve la edad y los conocimientos suficientes como para empezar a construir una visión alternativa a la historia reduccionista que ha impuesto el gobierno cubano con sus "cien años de lucha" y a la versión apolillada y nostálgica del exilio, que no es menos mentirosa. Lo aclaro, porque no quisiera que se pensara que mis críticas nacen de un patrioterismo barato. Es sólo que me parece que la historia alternativa que propones me parece, increíblemente, menos feliz que la real, que ya es bastante mala.

Duanel Díaz Infante dijo...

Josef K, lo de que Martí se convierte en el primer dictador lo dice Triff, no yo. es solo un ejemplo de una "hipótesis contrafactual" que planeó sobre la República. "si Martí no hubiera muerto / otro gallo cantaría...", como decía la canción popular. lo de la tea incendiaria tiene algo de leyenda, claro, pero también parte de realidad, es cierto que la industria azucarera se recuperó bastante rápido, pero la disminución enorme de la población del país es un hecho indiscutible, y también la ruina de muchos propietarios cubanos, grandes y medianos, lo que está en el origen del dominio de la tierra por las compañías extranjeras en la República y de la consiguiente consigna de recuperar la tierra para los cubanos, que presidió la revolución del 30 y cumplió, a su manera, la de 1959. hombre, desde luego que la responsabilidad de la intervención es de los interventores, pero no crees que la guerra contribuyó a crear una situación propicia, algo como eso que los marxistas llamaban las "condiciones objetivas". Todo parece indicar que eso de que los yanquis intervinieron cuando los cubanos tenían ganada la guerra es un mito, y en realidad no estaba clara la victoria para ninguno de los dos bandos, no? Con respecto a lo de la historia de España, me dejas pensando, pues la conoces mucho mejor que yo. claro que la República con toda su corrupción es mil veces preferible a la dictadura de Franco, pero yo sugiero que Cuba se hubiera independizado por la vía de la evolución (de la que tanto hablaban los autonomistas) antes de 1936. gracias por tu inteligente comentario.